lunes, 27 de julio de 2009

Propaganda Política

Extraído de “La Propaganda Política” Jean Marie Domenach.
EUDEBA. Buenos. Aires. 1962

La propaganda es una tentativa para ejercer influencia en la opinión y en la conducta de la sociedad, de manera que las personas adopten una opinión y unas conductas determinadas” (Barnetlett)
La propaganda es el lenguaje destinado a las masas. Emplea palabras u otros símbolos a los cuales sirven como vehículo la radio, la prensa y el cine. Su finalidad es ejercer influencia en la actitud de las masas en relación a temas que son objeto de opinión.
La propaganda puede compararse con la publicidad en cuanto tiende a crear, transformar o confirmar opiniones y usa algunos de los medios propios de ésta; pero se distingue de ella porque persigue fines políticos y no comerciales.
Mientras la publicidad promueve necesidades y preferencias dirigidas a un producto particular, la propaganda sugiere o impone creencias o reflejos que a menudo modifican el comportamiento, el psiquismo y aún las convicciones religiosas o filosóficas.
La propaganda influye en la actitud fundamental del ser humano. En este sentido puede comparársela con la educación, pero las técnicas que emplea habitualmente y el propósito de convencer y subyugar, sin formar, la hacen su antitesis.
Reseña Histórica
La Propaganda Política, como empresa organizada para influir y dirigir la opinión, aparece en el siglo XX, su campo de acción es la masa moderna y sus medios de acción son las nuevas técnicas de información y comunicación.
Dos hechos fundamentales caracterizan la evolución de la humanidad en el siglo XIX: la formación de los estados modernos, cada vez más unificados en su estructura y en su espíritu, y una marcada evolución en la demografía y el hábitat.
En grandes extensiones de Europa y América, el sujeto se convierte en ciudadano. Poco a poco es llevado a votar y a participar en guerras. Sus responsabilidades se amplían con la participación en la vida pública. La opinión pública comienza a ser tenida en cuenta por los estados nación ya que la misma tiene incidencia en la política exterior y es utilizada para sostener la política propia de cada estado.
Al mismo tiempo se produce una revolución en la demografía y el hábitat. Entre 1800 y 1900 se duplica la población mundial. Este gran crecimiento se concentra sobre todo en las ciudades industriales en provecho de las cuales se abandonó el campo y produce una enorme agitación que disuelve las células tradicionales: la casa, que era la morada, el patrimonio de la familia, se convierte en un lugar de paso donde se vive hacinado, el barrio, impersonal, reemplaza a la aldea y a la parroquia.
Estas comunidades intermediarias que enmarcaban al individuo, constituían para él una sociedad particular, con su propia historia, que le filtraba los acontecimientos del mundo. Su desaparición lo deja aislado, desorientado, frente a una sociedad nacional en evolución. La miseria, la inseguridad de la condición obrera, el temor a la desocupación y a la guerra crean un estado de permanente inquietud que la sensibilidad de individuo exagera y lo lleva a buscar refugio en las certidumbres de la masa.
De esta manera la dislocación de las formas de vida, el progreso de los medios de comunicación, la constitución de las aglomeraciones urbanas, la inseguridad de la condición industrial, las amenazas de crisis y de guerra, a las que se agregaban varios factores de uniformación progresiva de la vida moderna (lengua, vestimenta, forma de vida, educación, consumo, etc.) contribuyen a crear masas ávidas de información, influenciables y susceptibles de reacciones colectivas.
La invención de nuevas técnicas
El escrito, la palabra y la imagen, son elementos fundamentales de la propaganda, pero, hasta la evolución de la técnica, su empleo estaba limitado: en el caso del escrito, el libro, estaba limitado debido a su costo y a la lentitud de su distribución, la palabra se limitaba al alcance de la voz humana y la imagen se reducía a dibujos o pinturas producidas por procedimientos costosos.
Alcance del escrito impreso: el vehículo de propaganda mejor adaptado fue el diario. El diario moderno debe su existencia a los siguientes factores:
1) La invención de la rotativa; lo que aumentó la tirada de ejemplares y la disminución de su precio.
2) La utilización de la publicidad que aportó nuevos recursos.
3) La rapidez en la distribución, el ferrocarril, el automóvil y el avión permitieron transportar los ejemplares a todas partes en tiempo reducido.
Así se creó la prensa moderna, cuyo bajo precio y presentación lo hacen un instrumento popular y le dan una potencia de opinión formidable. Al mismo tiempo que aumentaron su tirada y su influencia, los diarios se convirtieron en negocios sometidos a la servidumbre del capitalismo o del estado y pasaron a depender de agencias de información que también estaban controladas.
El alcance de la palabra: la invención del micrófono permitió a la voz humana cubrir las dimensiones de salas inmensas, de estadios, etc.
La radiofonía ha liberado definitivamente a la palabra de toda limitación, una voz puede ser transmitida simultáneamente a todos los puntos del mundo.
El alcance de la imagen: la invención de la fotografía permitió una reproducción directa. El cine también aportó una imagen que no se aparta de la realidad.
Una masa transplantada, sustraída a sus formas de vida, a su moral, a su religión, y que como consecuencia de ello se ha hecho más sensible y más maleable, recibe las novedades del mundo entero a través de las técnicas de difusión, por el escrito, la palabra y la imagen
Las dos Fuentes de la Propaganda
La publicidad: muchos son los procedimientos comunes a la propaganda y a la publicidad: al anuncio corresponde “la profesión de fe”, a la marca de fábrica el símbolo y al slogan comercial el slogan político.
Pareciera que ha sido la propaganda la que se inspiró en las invenciones y los éxitos de la publicidad y copió un estilo que se supone agrada al público.
El progreso de la técnica pronto llevo a la publicidad a un nuevo estadio: aquel en que se busca “impresionar” mas que convencer; sugestionar, mas que explicar. El slogan, la repetición, las imágenes atractivas, ganaron terreno a los anuncios serios y demostrativos: de informativa la publicidad pasó a ser sugestiva.
En Estados Unidos, principalmente, se aplicaron nuevos modos de presentación, nuevas técnicas, que pronto se apoyaron en investigaciones fisiológicas, psicológicas y hasta psicoanalíticas. Se especuló con la obsesión, con el instinto sexual, etc. La plasticidad del hombre moderno difícilmente escapa a un cierto grado de obsesión y a ciertos procedimientos de atracción, así fue posible guiarlo hacia tal o cual producto o tal marca, y no solo imponerle ese producto en lugar de otro, sino crearle su necesidad.
Este saber fue fundamental para los ingenieros de la propaganda: el hombre medio es un ser esencialmente influenciable; ello permite sugerirle opiniones que tendrá como “suyas”, cambiarles las ideas literalmente.
Todo un sector de la propaganda política continúa viviendo en simbiosis con la publicidad, las campañas electorales en los Estados Unidos, por ejemplo, son apenas diferentes de las campañas publicitarias. Sin embargo, otra rama de la propaganda política se apartó de la publicidad para adoptar una técnica propia.
La ideología política: la fusión de la ideología con la política da otro tipo de propaganda, de tendencia totalitaria, ligada estrechamente con la progresión táctica que actúa en todos los planos de lo humano; no se trata ya de de una actividad parcial y pasajera, sino de la expresión misma de la política en movimiento, como voluntad de conversión, de conquista y explotación.
Esta propaganda está ligada a las grandes ideologías políticas conquistadoras en la historia (marxismo y fascismo) y con el enfrentamiento de naciones y bloques de naciones en las nuevas guerras.
Desde 1791, la ideología se une a las armas en la conducción de la guerra y la propaganda se convierte en auxiliar de la estrategia. Se trata de generar la cohesión y el entusiasmo en el bando propio y el desorden en el del enemigo. Al abolir cada vez más la distinción entre el frente y la retaguardia, la guerra total ofrece a la propaganda, como campo de acción, no solo los ejércitos, sino las poblaciones civiles.
La propaganda se liga con la guerra de tal manera que la sustituye naturalmente; después de 1947 alimenta la “guerra fría” como alimentó la guerra de los “nervios” en 1939. La propaganda es la guerra proseguida por otros medios.
El vínculo de la ideología con la guerra fue adoptado, llevado a otro plano y perfeccionado por el marxismo-leninismo.
La propaganda de tipo leninista
El marxismo no habría tenido tan amplia y rápida expansión si Lenin no lo hubiese transformado en un método práctico de acción política.
Marx plantea que el motor de la historia es la lucha de clases. Como consecuencia de la posesión de los bienes de producción siempre existen dos clases en conflicto; la clase dominada (los obreros), explotada a favor de la clase que posee los medios de producción (los Burgueses capitalistas), la clase dominante.
De acuerdo con la interpretación marxista de la historia, en la última fase de la lucha, los proletarios toman conciencia de la explotación capitalista y acceden a la toma del poder y el control de los medios de producción. De esta forma desaparece la lucha de clases ya que la sociedad resultante es una sociedad sin clases.
La propaganda de tipo Bolchevique puede reducirse a dos expresiones esenciales: la revelación política (o denuncia) y la voz de orden.
La revelación política: fiel a la palabra de Marx, según la cual “ha de hacerse a la opresión real mas dura aún de lo que es, agregándole la conciencia de la opresión, y a la vergüenza mas denigrante aún, haciéndola pública”.
“Estas revelaciones tienden a esclarecer, tras los sofismas con que la clase dominante envuelve sus intereses egoístas, la verdadera naturaleza y el fundamento real de su poder”. Así logran abarcar todos los campos, y son la condición necesaria y fundamental para formar las masas con miras a su actividad revolucionaria.
El propagandista leninista debe ir de la apariencia a la realidad, la cual se encuentra al nivel de la lucha de clases.
La voz de orden: la voz de orden nos lleva al aspecto combativo y constructivo de esta propaganda. La voz de orden es la representación verbal de una fase de la táctica revolucionaria. Se trata de expresar el objetivo más importante del momento (“tierra y paz”, “pan, paz y libertad”).
Toda voz de orden debe corresponderse no sólo con la situación política, sino también con el nivel de conciencia de las masas.
Para trabajar el ambiente, con el objeto de propagar en él revelaciones y voces de orden, el bolcheviquismo distingue dos clases de agentes: los propagandistas y los agitadores.
El agitador: Lenin dice que el agitador, partiendo de una injusticia concreta engendrada por la contradicción del régimen capitalista, se esforzará por suscitar el descontento y la indignación en la masa por esta injusticia irritante, dejando al propagandista la tarea de dar una explicación completa de esta contradicción. Es por esto que el propagandista actúa principalmente por escrito y el agitador de viva voz.
Es innegable que la propaganda política, en su forma moderna, ha sido inaugurada por el bolcheviquismo y especialmente por Lenin y Trotsky.
La escuela se convirtió en una de los pilares de esta propaganda total. Después, los “seminarios políticos”, “las escuelas de perfeccionamiento” y los “círculos de estudio” formaron centenares de propagandistas y agitadores que dictan cursos políticos, dan charlas en las fábricas, en los establecimientos comerciales y en toda suerte de instituciones.
La propaganda triunfa al punto de que se diluye en el conjunto de las actividades políticas, económicas e intelectuales de un estado donde cada una de estas actividades presenta una faz propagandística.
La propaganda de tipo hitleriana
"Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad"
Dr. Paul Joseph Goebbels
Ministro de propaganda del gobierno de Adolf Hitler
en la Alemania Nazi.

La aportación de Hitler y Goebbels a la propaganda moderna es enorme. No obstante eso existe un abismo entre la concepción de la propaganda leninista y la hitleriana.
En la perspectiva leninista, la propaganda es la traducción de la táctica, pero no deja de ser un medio para lograr las metas que propone.
El hitlerismo rompió con esta concepción de la propaganda. Hizo de ella un arma en sí, de la que se sirvió para todos sus fines.
Las voces de orden leninistas tienen una base racional. Pero cuando Hitler lanzaba sus invocaciones sobre la sangre y la raza a una multitud fanatizada que le respondía con los seis Heil, solo le preocupaba sobrexcitar en lo más profundo de esa masa, el odio, el ansia de poder.
A partir de entonces la propaganda deja de estar ligada a una progresión táctica para convertirse en una táctica en sí. Si se la considera en razón de su fuerza intrínseca, es una verdadera “artillería psicológica” en la que se emplea todo aquello que tenga valor de choque, y en la que, finalmente, con tal que la palabra cause efecto, la idea ya no cuenta. “El hombre moderno –decía Mussolini- esta asombrosamente dispuesto a creer”.
Hitler descubrió que la masa, al coagularse, cobra un carácter más femenino. “En su gran mayoría el pueblo se encuentra en una disposición de ánimo y un espíritu a tal punto femenino, que en sus opiniones y sus actos son determinados mucho más por la impresión producida en sus sentidos que por la plena reflexión.”Este es el éxito de la propaganda Nazi sobre las masas alemanas; el predominio de la imagen frente a la explicación, de lo sensible frente a lo racional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario